pasó algún tiempo
una mujer gangrena succionaba mi pecho
había una baba verde
espesa
los fluidos del cuerpo hacían ruido a piedra
al caer
en un piso lleno de migas de pan
desbordado estaba
neumático
unas naúseas incontenibles
desarmaban el transcurrir de la tarde
una mujer gangrena descosía mis últimos pensamientos
ya no quedaba nada por decir
neumático estaba
como adormecido
mi piel contenía un cuerpo viscoso
que se consumía a medida que
mejor no decirlo
sólo una costilla se entreveía
un papel de calcar
atravesado por una lanza escuálida
había un aceitoso silencio
unas bujías que en algún lugar repetían una vibración
no un sonido
una vibración
alguien quiso moverse
éramos muchos
nos desnutríamos
las vísceras
sí
siempre había vísceras
por ahí
un extraño me mordía el dedo gordo del pie
con sus dientes intentaba destruir lo que me quedaba
de dedos gordos del pie
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