jueves, mayo 15, 2008

HERRAR ES UMANO

Parecía simple la tarea que le habían dado al empleado M: Era armar un cartelito que diga “errar es humano”. Se la dio su jefa C mientras estaba en un estado de éxtasis benefactor por haber terminado su rompecabezas de 50.000 piezas. Ella trabajaba y se divertía a su manera: con su perro Falucho se reía muchísimo. “¡Mira M cómo mueve la colita!” mientras M llenaba y sellaba una pila de formularios FK-000341-I. Después seguían los FW-000567-U. Esos tenían una pequeña complicación porque en la quinta línea a la derecha había que pegarles un pequeño sticker de color verde esmeralda que decía “en conformidad”. M no entendía mucho pero sabía que ese sticker iba ahí y C siempre se lo recordaba.

M empezó a confeccionar el cartel a eso de las diez de la mañana. Sabía que a las once C le daría unos quince o dieciséis sobres para entregar a sus clientes entonces pensó en retardar la confección. Puso “errar” en el Microsoft Word a eso de las diez y diez de la mañana, agrandó y achicó la letra unas veinticinco veces. A las once menos cuarto puso el “es”, repitió la acción hasta que C lo llamó para darle las encomiendas.

M volvió a las cinco de la tarde. Sabía que en menos de una hora debía quedar el trabajo hecho sino se tendría que quedar más tiempo en el trabajo y como C no paga las horas extras, M nunca quería trabajar de más. Cuando él llegó, C estaba con un bibliorato pasando hojas y hojas. M pensó “ahora se hace la que trabaja” y se fue a sentar a su escritorio. Encendió la computadora, abrió el Word, buscó el archivo “errar es humano”, lo abrió y terminó el cartel en menos de diez minutos. Se lo mostró a C.

C lo miró y se puso rabiosa. M no entendía muy bien por qué. C se sirvió un café, tomó la mitad de un sorbo, se tragó una aspirina y tomó la otra mitad del café. Empezó a caminar de un lado para el otro apretándose el entrecejo con los dedos y diciendo “no puede ser, no puede ser”. Miró a M. Lo contempló en silencio. Le dijo suavemente “ es obvio que si te digo que hagas un cartel que diga “errar es humano” la hache de humano debe ir en la palabra errar, todo el mundo sabe eso”. Agarró el cartel, hizo un bollo y lo tiró al tacho. Siguió hablando: “no puede ser que hace dos años que trabajas acá y no sepas de qué manera quiere la empresa que nosotros trabajemos, acá exigimos prolijidad y hacer los trabajos a conciencia ¿entendes? No podes vivir colgado de una rama todo el día ¿entendes? ¿Sabes qué? Es la última tuya que soporto, no te aguanto más, andate ya. El lunes vení a buscar la liquidación del sueldo. No te quiero ver más”.

M agarró todas sus cosas. Devolvió la lapicera roja, la negra y la azul a C y se fue rápidamente por la puerta. Ese día estaba un poco nublado y M no se sentía triste.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Marian, tanto tiempo sin saber de ti!
Quería decirte que me gustó mucho este post, no sé cuánto de realidad tiene, pero me gusta mucho cómo lo escribiste
Besote grande!!!!!
A ver cuándo te veo
Ga!