domingo, junio 29, 2008

Crisis



Sacudida. Sueño que cocino sapos en un wok. Los sapos salen disparados en todas direcciones, medios vivos, medios muertos, todos chamuscados empiezan a saltar por toda la cocina, no puedo parar la situación, cada vez son más, el piso se empapa de aceite.


Contranatura. Una sombra melancólica reflexiona en un universo extranjero de sí mismo. La sombra está rodeada de artefactos extraños, todos le presentan un mundo. Cada mundo una mentira, cada mentira una verdad. La sombra no comprende, se vuelve también extranjera de su sombra. Se ensombrece.


Construcción. Levemente las imágenes van perdiendo su brillo, se disuelven en lo instantáneo del recorrido. El presente se vuelve así la medida, la única forma de transmitir. Transmitir se vuelve imposible, sólo se puede transmitir el intento.


Arañar. H se para frente a una obra. La obra no le dice nada. El tampoco le dice nada a la obra. La obra no tiene nada para decir, existe. H también existe pero no tiene nada para decir, ni de la obra ni de él mismo.


Silencio.




Onomatopeya. Frente a eso un aullido. Sobre eso no se habla. Se despliega antes de que hablemos, después. A eso hay que hacerlo llegar y repartir. Remodelarlo es imposible. Se alza sin forma pero no es lo informe. Se despliega sobre, de, desde, en, para, por.


Creación. Cualquier palabra está imposibilitada de ser escrita. Cualquier palabra es burda, falaz, nula, aberrante. El silencio también lo es.


Cuerda floja. Los sapos se disuelven, abro los ojos, el olor a mate recién cebado me despierta, me duele algo la panza, pienso que mañana va a ser igual, un día con mates recién cebados, con un poco de dolor de panza al levantarme, ese cigarrillo en ayunas que tanto me gusta y que siempre molesta a los otros.


Iterabilidad. Como una brisa, los sapos siguen existiendo en algún lugar de mi mente.

martes, junio 24, 2008

ir



Un espejo refracta las caras de imbéciles que tenemos,
nos miramos fijo hasta perder el orden de los ojos,
gesticulamos para parecer más inexactos.
Rearmemos:
una vieja en un sillón se mira al espejo de manera imbécil,
cuelga algo de su paladar;
una incisión,
un átomo.
Disuelve el azúcar en el té,
el té es su transparencia...
- En el encuentro de las fusiones hay algo siniestro,
una sacudida-
Con la mano derecha toma la taza de té,
se enfrenta al acto de agarrar.
Lo hace.
O quizás se disuelve en el instante
y un perro
que coagula sus lágrimas en sentimientos impuros,
se deja llevar por la mano del té,
la derecha,
elasticidad de dedos petulantes
que ahora el té en la mano
sugiere una leve acomodación
de la situación cotidiana:
presente continuo y pesadilla.
Un perro sudoroso que en el té
adquiere la transparencia del azúcar...
en el espejo la vieja imbécil
o nosotros que nos miramos fijos,
perdemos el orden de los ojos,
las pupilas que descienden levemente
de una eyaculación escéptica voraz.
La vieja desprende la mano de la taza de té
para rebelarse contra ella.
-son los olores los que construyen-
el azúcar está tibio sobre el perro
a punto de cocinarse.

sábado, junio 21, 2008

Centro

Sufro espasmos femeninos
me vuelvo vagina
existe este mundo que no es mio
se aproxima enfermo

descubro la pedofilia de ideas
me desinflo como un globo en el momento expectante
sacrifico mis bienes permanentes
electrocuto mis sentidos

soy un cardumen de voces
que pelean contra una ballena voraz
sufro nuevamente pero no ahueco

el amor se fue por la cloaca
desapareció en lo improductivo del cago
¿Ser mujer? ¿Ser un ángel?
¿Cerdo?

animales construyen una naturaleza construida
enfermo de encender
alucinado con apagar
centro

miércoles, junio 11, 2008

Amor-on


Hay épocas en las que me cuesta mucho escribir. En esos momentos empiezo a buscar en esas cosas que me gustan algún indicio de cómo escribir, revuelvo canciones, libros, busco alguna frase de algún autor en internet...
Hace mucho que conozco a Coiffeur. Me acuerdo de que lo conocí por un amigo barilochense que, recién venido a la Capital, quería comprarse un "cd moderno". Hoy, ese mismo pibe me dice que Coiffeur no le gusta, que resultó ser un producto demasiado mass media. Sin embargo a mí me siguen gustando esas letras tímidamente queers.
Una de sus canciones se llama Amor-on y creo que es la que mas me gusta:

un beso nunca viene mal
y más si es en el placard
después nos olvidamos
de todo lo que pasó
podriamos acurrucarnos
dormir la siesta abrazados
tomar una merienda
y andar en bici por Morón

me siento tan estúpido
no sé qué es lo que pensas
yo se que vos no te animas

me duele verte
me encanta verte


jueves, junio 05, 2008

Dos poemas

te prefiero anormal
anecdótico
tu voz disonante
parecida a la de un extraterrestre

amo tu amor de goma espuma
tus berrinches de cartulina

te prefiero borracho
con el cierre bajo
las caricias torpes
cantando una canción de Nirvana
puesto hasta la nuca

..........................................

Porque amamos la violencia de las películas clase B
nos compramos mil formas de torturarnos y que la gente nos mire.
Saludamos a los vecinos con un latigazo en el piso,
comprometemos a los evangelistas diciéndoles que somos nazis.
A mí me encanta someterme a los juegos que invento
con paciencia y meticulosidad toda la semana.
A vos a veces te asfixia tanto sin sentido
pero al toque volves con un castigo nuevo para darme.

martes, junio 03, 2008

Me chupan un huevo


Hoy me di cuenta de que los escritores teóricos ya me chupan un huevo, literal. Los siento cada vez que voy a la facu, están ahí abajo chupando mis peludos y grandes huevos: Derrida, Adorno, Deleuze, Agamben, Zizek, Benjamin... No se salva nadie. Es más, parece que Fogwill también quería prenderse al reventon pero Foucault lo echo por viejo puto.
Mis amigos se reían al ver a tantos teóricos prendidos de mis pelotas y yo en un intento de dandysmo explicaba "Es que son irresistibles" y me prendía un Marlboro poniendo cara de cowboy.
Benjamin se atragantó con un pelo. Entro a dar arcadas y Adorno golpeándole la espalda le decía "te dije que eso de la ruptura en el continuum histórico era delirio místico". Nadie le hizo entender a Althusser que podía desprenderse cuando quería para respirar un poco.
Wittgenstein no decía nada. Porque nada se podía decir.
Deleuze examinaba las venas de mis huevos y decía que las ramificaciones se parecían a las de una raicilla cortada, como el sujeto en Lacan. Lacan le planteaba el problema que podía crear en la estructura subjetiva del huevo un devenir rizomático. Derrida se proponía chupar el huevo de una manera inmanente y haciendose el vivo quería meterme el dedo en el orto, a ese le tenía que gritar "¡culo fruncido!" y pegarle unos sopapos. Se hacía el pija el boludito.
Me chuparon los huevos casi una semana, después llegó el Pity Alvarez y gritó "Derrida deconstruime el piti", todos se fueron atrás de él cantando Pila Pila.
Ese día, después de esos incidentes, me prendí un faso de cansado nomás y me fui a cantar canciones de Janis Joplin con un grupo de terratenientes polacos.