domingo, octubre 26, 2008

Sacrificio


hilvanados e inconexos
-coextensivos-
lapidarios e inmersos,
sucedían trompas de Falopio
en fila
disonantes.
jugaban a la ruleta rusa.
Once era el punto de partida
para despegar
hacia esos dientes amarillentos,
opacos.

Esquizo-Raider empuñaba un stereo sideral,
no podía entender el bufido literal
de los bueyes mecánicos,
indigenas virtuales
de ojos macizos y decisivos.

el sacrificio fue como un sueño;
eléctricamente superextasiado
desprendía su iracunda magia:

las infraespecies se sumergían
en miasma petulante
-sinestésica-
la descentricidad de sus cuerpos
volaba en un energético desencuentro.

1 comentario:

ru dijo...

de los bueyes mecánicos,
indigenas virtuales



Genial.


Perdón por no ir el sábado, cuando nos vemos te cuento que pasó. Perdón otra vez, tenía ganas de ir..